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  • Foto del escritorSilvina Evangelista

Diosas

El texto que voy a compartir es una remake de la serie "Diosas" que publicamos en Instagram y en Facebook junto con mi amiga - artista Giselle González Gioia. Dedicado a las diosas de la mitología griega, este contenido virtual se estructuró de la siguiente manera: Siete días. Siete textos. Siete imágenes. Siete diosas.


Siguiendo a la psiquiatra y analista junguiana Jean Shinoda Bolen, partimos de la creencia de que “hay diosas en cada mujer”. Sin embargo, somos conscientes de lo poco que se sabe de ellas. Sólo de alguna, que tuvo la suerte de ser más "famosa", se conoce al menos su nombre. Pero no se sabe nada de su origen, sus poderes, sus vínculos, o las historias maravillosas que las tienen por protagonistas.


Tal vez te preguntes por qué recurrir a la mitología, a relatos de los que ni siquiera tenemos certeza de quiénes fueron sus autores, inventados hace más de dos mil quinientos años. Sin embargo el mito tiene una potencia especial, porque “cuenta una historia sagrada, relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los “comienzos”. Esto significa que el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de esos seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, es decir el Cosmos, o solamente un fragmento: por ejemplo la aparición de una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano o una institución. Según esta concepción, el mito siempre es el relato de una “creación”: a través del mito se narra cómo algo ha sido producido, cómo ha comenzado a ser.” Esto lo dice Mircea Elíade, uno de los más grandes teóricos en lo que a mitos se refiere.


La intención, a través de estos textos (que acá formarán un solo texto) y de las imágenes creadas por Giselle (que le ponen rostro y cuerpo a cada una de las diosas), es no sólo re-significar esas historias desde nuestra mirada, sino activar a las diosas que habitan en cada una de nosotras como fuerzas internas. Fuerzas que funcionan como arquetipos que influyen en lo que hacemos y en cómo sentimos. Saber de ellas nos permitirá encender nuestro poder al reconocernos como las mujeres diosas que somos.


En el libro "Las diosas de cada mujer", la autora que nombré antes, divide a las siete diosas del Olimpo en tres categorías, que yo voy a respetar. Diosas vírgenes, diosas vulnerables y diosas alquímicas.


Al primer grupo pertenecen Artemisa, Atenea y Hestia. ¿Qué representan en tanto diosas vírgenes? La cualidad de independencia y autosuficiencia. A diferencia de las demás diosas del Olimpo, estas tres no podían enamorarse. De esta manera evitaban los apegos emocionales, que las desviaran de lo que consideraban importante. Tampoco fueron victimizadas ni sufrieron el ataque sexual por parte de dioses masculinos. Como arquetipos expresan la necesidad de autonomía y la capacidad para enfocarse en lo que tiene sentido personalmente para ellas.


Al momento de reconocerte, o no, en alguna de las diosas, quiero que tengas en cuenta que lo que se desprende de estos relatos mitológicos, quiero decir, sus conductas, reacciones, apariencia y atributos, funcionan como arquetipos. Esto significa que representan modelos de ser y de actuar. Hago esta aclaración porque podrías perfectamente sentirte identificada con una de las diosas vírgenes, pero no por eso estarías privada de enamorarte, sino que la forma o el lugar que ese vínculo ocupa en tu vida, será muy diferente al de una diosa del grupo de las vulnerables.


Hera, Deméter y Perséfone conforman la segunda categoría. Las tres representan los papeles tradicionales de esposa, madre e hija. Son los arquetipos orientados hacia las relaciones y como ya veremos cuando te cuente la historia de cada una, esos vínculos estuvieron signados por la violencia. ¿Por qué identificarlas como vulnerables? Esto se debe a que fueron violadas, raptadas, dominadas o humilladas por dioses masculinos. Y a pesar de esto cada una sufrió, a su manera, cuando la relación se rompió. Sin embargo cada una también evolucionó y puede proporcionar una comprensión profunda de la naturaleza de las propias reacciones que deben abandonarse y el potencial que habita en cada una de nosotras para el crecimiento interno a partir del sufrimiento inherente a cada uno de estos tres arquetipos.


Por último, la categoría de alquímica está reservada exclusivamente para Afrodita, la más bella e irresistible de las diosas. Ella tuvo muchas aventuras y una numerosa descendencia, como consecuencia de sus diferentes relaciones. Creaba amor y belleza, atracción sexual, sensualidad y nueva vida. A diferencia de las otras diosas, entablaba relaciones por decisión propia, lo que significa que nunca fue victimizada. De esta manera, siempre mantuvo su autonomía como diosa virgen y tuvo relaciones como diosa vulnerable. El arquetipo de Afrodita motiva a perseguir las relaciones, valorándolas más por la intensidad que por la duración o permanencia, a poner la atención en el proceso creativo y a estar abiertas a cambiar y transformarse.


Veamos ahora la historia de cada una de ellas.


Los mitos que tienen a ARTEMISA como protagonista la muestran haciendo uso de su habilidad de cazadora. Acteón fue de los que tuvo la desdicha de cruzarse en su mira. En cierta ocasión, mientras ella tomaba un baño en el bosque junto a las ninfas, el cazador pasó por ahí de casualidad y las vió. Cautivado por la belleza de la joven, se quedó mirando. Las ninfas lo descubrieron y Artemisa se disgustó tanto por haber sido vista desnuda que salpicó con agua el rostro de Acteón, transformándolo en un ciervo e incitando a sus propios sabuesos a que lo ataquen. Éstos lo destrozaron, sin saber que el animal era su amo.


Artemisa es la hija de Zeus (el soberano de todos los dioses) y Latona (una deidad de la naturaleza hija de Titanes). De esta relación, si bien la esposa legal de Zeus es Hera, nacieron los gemelos Artemisa y Apolo. Ella, diosa de la luna y él, dios del sol. Latona tuvo que alejarse del continente para dar a luz, por miedo a la cólera vengativa de Hera. Finalmente, en la isla de Delos nació en primer lugar Artemisa, que incluso ayudó a su madre en el trabajoso parto de su hermano.


Cuando tenía tres años, Latona la llevó al Olimpo a conocer a su padre. Éste le dijo: “Mi pequeña, tendrás todo lo que desees”. Lo que ella deseó fue un arco y flechas, una jauría de sabuesos, ninfas para acompañarla, una túnica corta para poder correr mientras cazaba, castidad eterna, y que sus dominios fueran las montañas y la naturaleza salvaje.


Huidiza, erraba por bosques, montañas y prados, en compañía de su grupo de ninfas y perros cazadores. Rápida y decidida, no dudaba en acudir en auxilio de las que solicitaran su ayuda. Como diosa virgen fue inmune al enamoramiento y todas sus acompañantes debían permanecer vírgenes bajo pena de implacables castigos.


Como arquetipo Artemisa personifica el espíritu femenino independiente. Como diosa virgen representa la integridad, la unidad en sí misma, la autoconfianza y la autonomía. Sus modos de ver se caracterizan por el “ojo en el blanco” de la cazadora y por “la visión a la luz de la luna”, lo que le permite obtener todo lo que se propone y le otorga una mirada que va más allá de lo que se puede ver.


ATENEA no tuvo un nacimiento tradicional, de hecho su entrada como compañera de los dioses del Olimpo fue espectacular. Surgió de la cabeza de Zeus como una mujer totalmente desarrollada, vestida con una fantástica coraza de oro, portando una lanza en la mano y emitiendo un poderoso grito de guerra.


Diosa de la sabiduría y de la artesanía, diosa virgen dedicada a la castidad y al celibato, diosa guerrera: protectora de sus héroes favoritos y de la ciudad que tomó su nombre.

Decidida, práctica y estratega, es conocida su labor en las batallas, sobre todo en la guerra de Troya. Fue consejera y aliada de Perseo, Jasón, Hércules, Aquiles y Ulises, a quienes acompañó y ayudó en sus peripecias. Siempre estuvo cerca de hombres y fue una defensora a ultranza de su padre.


Se consideraba a sí misma descendiente sólo de Zeus, nunca reconoció haber tenido una madre. Cuenta el mito que cuando Metis (diosa del océano) estaba embarazada de Atenea fue engañada por Zeus, que la hizo pequeña y se la comió.


Las habilidades que la caracterizan son la sabiduría, la actitud pragmática, la perspicacia, la estrategia, la habilidad para resolver de manera eficaz situaciones difíciles, la imperturbabilidad frente a los sentimientos, mientras analiza y observa lo que está ocurriendo, también su tendencia natural a actuar con moderación (alcanzando el ideal ateniense del “justo medio”). En sus historias siempre aparece cercana a hombres que representan lugares de liderazgo y de poder. Podría decirse que su actitud es una actitud patriarcal.


Dentro de la artesanía, es importante su rol de tejedora, actividad que requiere que manos y mente trabajen juntas. Para elaborar un tapiz, primero hay que diseñar un plan y luego, vuelta tras vuelta, crearlo metódicamente. Uno de los mitos que la tienen por protagonista es el de Aracne, una joven mortal que tuvo la osadía de desafiarla por creerse mejor tejedora que ella. Aunque lo que más enfureció a la diosa fue que ridiculizara a Zeus. Como buena “hija del padre” y dada su lealtad a los hombres, el final de la joven mortal no fue feliz (y no te cuento los detalles porque este mito tiene un final sorprendente).


HESTIA es la menos conocida de las diosas griegas, no participó de las guerras ni de los amoríos de la mitología, menos aún le interesó luchar por poder. De hecho su lugar entre los dioses del Olimpo, que le pertenecía por derecho de nacimiento, le fue arrebatado por Dionisos (en un momento en que el dios del vino aumentó su poderío), pero ella ni siquiera protestó. Hestia es la diosa del hogar, del fuego ardiendo en un espacio circular, es la que convierte cualquier lugar que cuente con su presencia, en un lugar sagrado.


Si bien algunos artistas la representaron con forma humana, fue más conocida como una presencia que se percibía espiritualmente, que se sentía en la llama viva, tanto en el centro de una casa, de un templo o de la ciudad.


Fue la primera hija de Rea y Cronos, lo que la convirtió en la hermana mayor de la primera generación de dioses del Olimpo. Pocas historias la tienen como protagonista, no aparece en los mitos, ni en las representaciones, mientras que su significado se encuentra en los rituales simbolizados por el fuego. Uno de los himnos homéricos que la nombra la describe como “esa venerable virgen”. Y es que ni siquiera la poderosa Afrodita pudo persuadirla de que se entregase al amor, a pesar de haber hecho que Poseidón (dios del mar) y Apolo (dios del sol) se enamorasen de ella. Rechazó sin más a ambos, fiel a su compromiso de mantener encendida la llama del fuego sagrado.


El arquetipo de Hestia es el de la mujer sabia, intuitiva, iluminada espiritualmente, enfocada hacia el interior de sí misma. Como diosa virgen representa el sentido de integridad y de totalidad. Amorosa, aunque desapegada, ella no necesita nada del afuera, es la expresión misma del ser. Por esta razón fue la más venerada y la que recibía las mejores ofrendas por parte de los mortales.


Cuando se enseñó a la humanidad el arte de construir casas, éstas debían reservar un lugar especial para la diosa. Cada banquete se ofrecía en su honor, acompañado por la frase “Hestia viene primero” y terminando cada una de las oraciones invocando su nombre. Sólo cuando un hogar, o el lugar donde estaba el fuego, era consagrado a Hestia, podía considerárselo un lugar sagrado.



HERA fue majestuosa y bella. Conocida por sus grandes y hermosos ojos, alguna vez tuvo, previo a que Zeus se convirtiera en el soberano de todos los dioses, el poder de la Gran Diosa. Sin embargo su mitología cuenta otra historia. A pesar de haber sido de las más veneradas en los rituales como diosa del matrimonio, todos los relatos se centran en su rol de esposa celosa y vengativa.


Hija de Rea y Cronos, fue tragada por su propio padre apenas nacer, al igual que el resto de sus hermanos. Cuando fueron liberados de su interior ya era una hermosa joven y fue puesta bajo el cuidado de dos deidades de la naturaleza. Creció en un contexto de amor y libertad hasta convertirse en una adorable diosa.


Zeus se fijó en ella y con el fin de seducirla se transformó en un conmovedor pájaro. Hera se compadeció del tembloroso animalito y para calentarlo lo apretó junto a su pecho. Entonces él se despojó de su disfraz, retomó la apariencia humana e intentó forzarla. Hera se resistió pero él insistió hasta el punto de prometerle matrimonio. Cuenta el mito que la luna de miel duró trescientos años.


Sin embargo, cuando acabó la luna de miel, terminó el idilio amoroso. Él volvió a sus andanzas. Hasta el momento había tenido otras esposas, amantes y una gran descendencia. Una y otra vez le fue infiel, provocando los celos vengativos de la diosa. Lo peor fue que su rabia no se dirigió a él, sino a esas mujeres que habían sido seducidas, engañadas e incluso violadas por Zeus, y a los hijos que había tenido con ellas.


Son muchas las historias que giran en torno a la cólera de Hera, porque ésta fue la manera en que reaccionó a las reiteradas infidelidades de su marido, que había deshonrado lo que para ella era lo más sagrado: el matrimonio.


Como arquetipo, Hera representa a la mujer que no se siente completa sin una pareja y que pone el sentido de su existencia en ese vínculo. Este anhelo da lugar a que convivan en ella dos sentimientos contrapuestos: una intensa y poderosa alegría cuando está en una relación y un profundo dolor cuando está sola o se siente “engañada” o “abandonada”.


La vida de DEMETER comenzó igual que la de Hera. Hija de Rea y Cronos, fue la segunda en nacer y la segunda en ser tragada por su padre. También fue esposa de Zeus, aunque antes que lo fuera Hera, y de esa unión nació Perséfone.


Fue venerada como diosa madre, especialmente como madre de las cosechas. Muchas diosas tuvieron hijos, sin embargo la historia del rapto de Perséfone, basada en cómo Deméter respondió ante la desaparición de su hija, la convirtió en la más representativa.


Una mujer que posee un fuerte arquetipo Deméter anhela ser madre y se siente realizada a través del embarazo o brindando alimento físico, psicológico o espiritual. Este arquetipo motiva a nutrir y a encontrar satisfacción como cuidadora y proveedora.


Cuenta el mito que Perséfone juntaba flores en un prado cuando se sintió atraída por la belleza de un narciso. Al acercarse para recogerlo, el suelo se abrió y de las profundidades de la tierra emergió Hades (dios del mundo subterráneo), que la arrebató y la sumergió con él en el abismo. Ella gritó, pero nadie pudo ayudarla.


Deméter escuchó los ecos de los gritos de su hija, y en ese momento comenzó una búsqueda incansable. Durante nueve días y nueve noches la buscó por toda la tierra y por todos los mares. Al décimo día, por consejo de Hécate, diosa de las encrucijadas, consultó a Helios. Él le contó que Hades había raptado a Perséfone y que la había llevado al mundo subterráneo para que fuese su novia por la fuerza. Pidió a Deméter que dejase de llorar y aceptase lo sucedido. Ella rechazó el consejo y se marchó del monte Olimpo. Disfrazada de vieja, vagó de incógnito por ciudades y campos, hasta instalarse en Eleusis como niñera del hijo recién nacido del Rey. Deméter cuidó y alimentó al niño como si fuera un dios. Pero cuando la madre descubrió que lo mantenía en un fuego sagrado, se asustó y discutió con Deméter. Entonces ella reveló su verdadera identidad, recuperando la forma de diosa.


En ese momento ordenó que se le construyera un templo, donde se instaló sola, apenada por la ausencia de su hija, y desde donde amenazó al propio Zeus que no permitiría que nada creciera en la tierra hasta que su hija le fuera devuelta.


PERSEFONE fue la única hija de Deméter y Zeus. No era una de las diosas del Olimpo, pero fue el centro de los misterios de Eleusis, una religión a través de la cual los griegos experimentaban el retorno de la vida tras la muerte, cuando se producía la vuelta anual de Perséfone al mundo de los vivos.


Fue venerada de dos maneras: como doncella (hermosa diosa adolescente) y como reina del mundo subterráneo (diosa madura que reinaba sobre las almas de los muertos y guiaba a los vivos que lo visitaban).


Una tarde, Perséfone recogía flores en un prado junto a sus amigas cuando al acercarse a un narciso muy llamativo la tierra se abrió por debajo de sus pies. De las profundidades emergió Hades (dios del mundo subterráneo) en su carro de oro tirado por caballos negros y se la llevó. Ella gritó, pero nadie pudo ayudarla.


Tras los reclamos de su madre Deméter, Zeus envió a Hermes (dios mensajero) a buscarla. Cuando llegó la encontró desconsolada, pero su rostro se transformó en alegría cuando entendió que Hermes estaba ahí para rescatarla. Antes de partir, Hades le dio unos granos de granada que ella comió.


Hermes la llevó rápidamente con su madre, y después de que ambas se abrazaran Deméter le preguntó si había comido algo del mundo subterráneo. Resulta que si no hubiera comido nada, habría sido completamente libre, sin embargo, por haber comido las granadas debería pasar un tercio del año con Hades, en el mundo subterráneo, y los otros dos tercios con su madre, en el mundo de arriba.


Por eso conviven en la diosa dos aspectos, dualidad que puede estar presente en una sola mujer. Por un lado, la “koré” representa a la adolescente que no sabe aún quién es o qué quiere, que no se compromete completamente en una relación, un trabajo o un objetivo; es joven, indecisa y llena de posibilidades. Por otro lado, sin bien su primera experiencia con el mundo subterráneo fue como víctima de un secuestro, con el tiempo se convirtió en la reina de ese mundo y en la guía para quienes lo visitaban. Este aspecto pudo desarrollarlo como resultado de la experiencia y del crecimiento personal.


Perséfone representa juventud eterna, vitalidad y potencial para nuevos crecimientos.


AFRODITA es la diosa del amor y de la belleza, mujer creativa y amante. Fue considerada la más bella de todas las diosas y sus valores son la procreación y la creatividad.


Hay dos versiones sobre su nacimiento y voy a relatar la más espectacular. Cuenta Hesíodo que Afrodita nació de una acción brutal. Urano (dios primordial que personifica el cielo estrellado) y Gea (diosa originaria que encarna la tierra) tuvieron varios hijos (los doce Titanes). Pero Urano no permitía que ellos nacieran y los retenía en el interior de la madre. Ella, a punto de explotar pergeñó un plan: talló una hoz de pedernal y Cronos, el menor de sus hijos, la ayudó a ejecutarlo. Sorprendió a su padre, cortó sus genitales con la hoz y los arrojó al mar.


Alrededor de los genitales de Urano se esparció espuma blanca como esperma que se mezcló con el mar, de donde nació Afrodita, que emergió de esta concepción oceánica como una diosa adulta. Se dice que desembarcó en la isla de Chipre y que luego, acompañada por Eros (Amor) e Hipómeros (Deseo) se dirigió a la asamblea de los dioses, donde fue recibida como una de ellos.


Tuvo unos cuantos amoríos con quienes tuvo varios hijos. A diferencia de las otras diosas, que fueron forzadas o que eligieron la castidad, ella se entregó al amor, y fue libre de elegir a sus amantes.


De una de sus relaciones, la que tuvo con Hermes (dios mensajero de los dioses) nació Hermafrodito, que heredó la belleza de ambos, recibió el nombre por la combinación de los dos y obtuvo las características sexuales de cada uno de ellos. Como símbolo, representa la bisexualidad o la androginia.


Como arquetipo, Afrodita rige el disfrute del amor, la belleza, la sexualidad y la sensualidad. Impulsa a procrear y a crear. El mismo proceso que se da en un plano meramente físico, atracción, unión, fertilización, que tiene como resultado un hijo, se da también en el proceso creativo, dando lugar a una nueva creación.


Sin embargo, este instinto de procreación y creación, no surge como deseo de obtener el producto (hijo u obra) sino a causa de su deseo por tener una experiencia sexual o romántica, o una implicación intensa y apasionada con su trabajo creativo.


Hasta acá llegan las historias de las diosas y para terminar este texto, quisiera agregar que en todo mito hay un “logos”, es decir una idea, un mensaje oculto, una enseñanza. “Mythos” significa palabra, discurso, narración, hecho, intención o relato.


De todos estos significados podemos inferir que las historias que te acabo de contar vienen a decirnos algo. Yo agregaría que también vienen a recordárnoslo.


A través de las imágenes y escenas de los mitos griegos, a través de los símbolos propios de cada una de las diosas (que Giselle incorporó en los collages), a través de los vínculos que ellas establecen en esas historias y la importancia que los mismos adquieren en la constitución de su subjetividad, podemos penetrar en el propio mundo interior y en las causas invisibles de nuestras vidas.


El poder del mito, como dije al principio, radica en que tiene un carácter fundacional, por eso resulta siempre vigente. Los mitos cuentan cómo algo vino a la existencia. Lugares, instituciones, roles, que están grabados en nuestra psique aunque nunca hayamos oído ni uno de esos relatos (inconsciente colectivo, le llaman).


Por eso resulta interesante el planteo de Jean Shinoda Bolen al entender a las diosas como arquetipos, es decir, como fuerzas internas que influyen en nuestro modo de ser, de pensar, de sentir y de actuar.


Espero que estas historias hayan traído a tu memoria eso que ya estaba en tu interior, pero que habías olvidado, o que nos hicieron olvidar. Somos diosas y cada una de ellas habita en nuestro interior.



La imagen de la portada es Hestia. Podés ver el resto de los collages realizados por Giselle González Gioa en su cuenta de instagram: @gi_gio_arte


La serie completa está también en su IG y en el mío: @silvina.evangelista




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