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  • Foto del escritorSilvina Evangelista

Galaia de Danilo Cicive

Actualizado: 6 ene 2021

“A modo de escaparate de casa funeraria un tanto exótica, el día de hoy se ha montado un escenario. Un bloque de aparente y dudoso mármol de carrara verde conforma la pieza central. Un arreglo floral auspicia de ornamento. Y un TV de 32 pulgadas completa el cuadro que puede observarse a través de la vidriera. Todas las piezas fueron ensambladas y dispuestas en el lugar con el objetivo de comunicar un mensaje al público.”


La palabra del artista sirve para acercarnos a la obra. Su explicación imprime a cada detalle una intención y hace de eso un gesto acabado que le permite exponer en toda su materialidad lo inmaterial del arte. Un arte que parece no pretender rendir cuenta de su tiempo o tomar determinada posición, sino más bien uno que encuentra en la desconexión, o en la interferencia, su potencialidad.


“El mensaje fue concebido en forma de vídeo y se puede apreciar en la pantalla. Un emisor intenta decir algo. El mensaje proviene, tal vez, de un futuro no muy lejano. O al menos eso parece. ¿Serán buenas noticias? Hay algo de interferencia en la señal. Tal vez porque el viaje en el tiempo genera cierta distorsión.”


Pienso en cómo la obra se apropia del mensaje, de la comunicación y del tiempo. Puesto que no se trata acá de qué se dice ni cómo se dice, sino más bien de cómo se da forma a la indecibilidad. Que en definitiva nunca es silenciosa o muda, porque el mensaje, si bien es inactual, anacrónico y se funda en un desfasaje, es capaz de percibir y aferrarse a su tiempo.


Además se establece una relación peculiar entre nosotros y lo que vemos –y no podemos escuchar-, y lo interesante es que el artista se sitúa en el ‘nosotros’. Se entrega a la percepción, convirtiéndose de esta manera, también en espectador. Es como si generara las condiciones para que la escena tenga lugar, pero no supiera del todo lo que va a ocurrir. El hecho de no coincidir plenamente con su obra le permite tomar la distancia necesaria para poner la mirada sobre ella.


Incluso la piensa desde un presente actual: “Mientras tratamos de entender por qué hemos sido convocados hoy y de qué se trata este comunicado, yo también me hago algunas preguntas: ¿Qué es lo que estoy queriendo decir? ¿Cuáles serán las palabras de este mensajero? ¿Por qué se presenta en este día y en este lugar?”


Entiendo esto como una convocatoria a pensar la temporalidad de la incertidumbre. Él se permite dividir el tiempo y de esta manera le imprime una grieta, una discontinuidad, que hace surgir una relación especial entre los diversos momentos. Hay un lugar por donde el mensaje se filtra, a la vez fragmentado e interrumpido. Un mensaje del futuro o – ¿por qué no? - uno que provenga de todos los tiempos. Es en el vínculo que se establece entre cada momento presente con cada momento posible (pasado o futuro) donde el artista logra construir eso que podría ser denominado “su” tiempo.


Por último surge la invitación a pensar una temporalidad que no se sostiene, una palabra que no puede ser escuchada y un arte que desgarra lo que queda de tiempo: “Les propongo y los invito entonces a disfrutar el rato, interactuar con los presentes y brindar por ese sentimiento de incertidumbre que nos une, tan propio del ser humano en estos tiempos.” Una invitación a disfrutar de lo contemporáneo que se levanta sobre la falta de certezas. Porque mientras otros momentos mostraban verdades, o las buscaban, éste muestra la verdad como se muestra el cuerpo en un funeral: sin vida y adornado. Una verdad tal no puede ser cierta, a lo sumo adquirirá las diversas formas de la mentira.


Este texto tenía un título: "Como un cuerpo en un funeral" y lo escribí para la muestra Galaia de Danilo Cicive, que tuvo lugar en la Salita de Muestras de la Estación Sud, en el año 2018. En esta oportunidad el artista me había enviado un texto en el que hablaba de su propia obra, tan potente y esclarecedor, que decidí interactuar con él al momento de escribir. Lo que aparece entre comillas son las palabras del artista.


Danilo vive en la ciudad de Bahía Blanca, podés seguir su obra en @kevin.colors, lavidamodernadekevin.tumblr.com y cargocollective.com/danilolcicive



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